Linja es un juego que inventó Steffen Mühlhäuser.
Para
jugar a Linja se necesitan 12 fichas de un color y 12 fichas de otro.
Además se dispone de un tablero de lo más minimalista que está formado por,
simplemente, 7 varitas de bambú.
El objetivo
es adentrar tus fichas en territorio enemigo todo lo que puedas antes de que se
acabe la partida. Por cada ficha que lleves a la última fila recibes 5 puntos,
por cada ficha que lleves a la penúltima 3 puntos, por la antepenúltima se obtienen
2 puntos y por la anterior a esta tan sólo 1. El resto de filas no puntúan.
La
partida termina cuando
las fichas de uno y otro jugador se han rebasado mutuamente. Es decir, cuando
no quede ninguna ficha enemiga por encima de tus fichas (o en la misma
fila).
Lo
realmente original de este juego es la manera en la que se mueven las fichas:
En su turno, cada jugador debe realizar 2 movimientos. El primero consiste en
mover una de sus fichas a la fila directamente superior. El segundo consiste en
mover esa ficha (o cualquier otra de entre las propias) tantas filas como
fichas (propias y ajenas) hubiese en la fila a la que ha llegado la ficha que
acabamos de mover antes de hacer dicho movimiento. Siempre hacia delante.
Es decir,
con el primer movimiento avanzamos una fila una de nuestras fichas pero,
sobretodo, elegimos cuantas filas avanzaremos en el segundo movimiento (que se
puede hacer con la misma ficha o con cualquier otra).
Cosas a
tener en cuenta:
- Si el primer movimiento consiste en entrar en la última fila el segundo movimiento consiste en avanzar una casilla independientemente de cuantas fichas hubiera en esa fila.
- Si el primer movimiento cae en una fila vacía no hay segundo movimiento.
- Si el segundo movimiento es más largo de lo que permite el tablero simplemente se lleva la ficha elegida a la última fila (y se desperdician el resto de saltos).
- Exceptuando la primera y la última filas no puede haber jamás más de 6 fichas (entre propias y ajenas) en una fila.
El
sistema de movimiento genera un montón de posibilidades en cada turno pero es
la firma característica de este juego y lo acerca ligeramente a la familia del
Manqala. Si bien parece algo artificial al principio, cuanto más piensas en
él más lógica le ves.
Así
mismo, el hecho de que ambos jugadores interactúen de una manera tan
indirecta es otro de sus puntos fuertes (me encantan los juegos en los que
no hay enfrentamientos directos sino que todos los participantes compiten y
cooperan en un entorno en el que hay recursos limitados).
Siete lápices y las fichas del juego de
damas emulan a la perfección los materiales de juego.
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